Y la infancia aún siendo dura pero
que realmente haya sido vivida
siempre se siente como un tejido
tierno de trazos de vida
vivida
tanto que con ellos se
puede tejer todo el traje
de la verdadera vida
Madre Carmen Susana |
Y ya hombre…sueño!
y oigo la voz amada
dulce voz de la
madre
¡hijo! hijo! despierta… levántate!
vamos a la molienda a
moler el maíz!
¡tantas madrugadas…
aquel sueño jugando vivir la vida
quedando solo cuando era niño…!
Y madrugadas que algún día
habrán de ser mañanas en auroras
haciéndose realidad el porvenir…!
Y la veo
a ella la abnegada madre
sobre
su cabeza y en su cintura
cargando
latas llenas de maíz cocidos y
le
sigue el hijo detrás con su carretilla
también
cargada de latas de maíz
mirando
su espalda suave meciéndose
como
curso de rio alegre hacia el mar
hijo adelante…apuremos la marcha…
y arriba
aquel lucero también llamando
¡adelante…ya termina la madrugada…!
Y madre e hijo van…
ambos bañado por la
brisa de madrugada
en olor a salitre que
trae el susurro del mar
imperceptible entre los
cantos de gallos
adelante! adelante! labrar
la dura vida
Y a la
molienda llegan…
la
madre y el hijo ambos
con su
cargamento de maíz para
molerlo
y convertirlo en la masa
que
darán las blancas arepas…
¡realmente una esperanza que
se troca en otras esperanzas!
Y después que la
madre descarga su carga
acomoda al hijo
entre los sacos de maíz…
¡duerme hijo para que reponga tu sueño!
bajo aquella luna siempre
la misma
de luna nueva a luna
de plenilunio y
cantatas de alegres cantos
de gallos
tejidos entre
lejanos susurros del mar
Luna de plenilunio |
Y otra
vez ruptura del sueño
hijo despierta…levántate…!
ha
terminado la jornada de molienda
otra de
tantas que se han realizados
y tantas
otras que habrán de seguir
¿y es la vida sólo moliendo maíz?
pero con
la esperanza que sigue
flameando
entre cantos de gallos
Y otra vez regreso a
la casa
el mismo camino de
tierra
tantas veces
recorrido…
¡yendo viniendo sin cesar… como
si realmente eso fuera toda la vida!
la madre delante y
detrás el hijo bajo
los mismos cantos de gallos que siguen
como gestando incansables esperanzas!
Y ya
en casa la madre enciende
su
fogón de leñas que pronto dan
brasas
entre llamaradas pareciendo
esperanzas
a las que se han fundidos
aquellas
mismas de cantos de gallos
y ya
se siente arreciendo los susurros
del
mar Caribe anunciando la mañana
Y la madre
incansable
sin jamás asomar
quejas
ante la dureza de la
vida…
¡ve hijo a dormir un poco
a reponer los sueños…!
Y otra
vez ruptura del sueño…
hijo! hijo! despierta… levántate…
y
aquella carga de arepas blancas
ya en
canasta ¡lista para la venta!
¡Y el hijo silbando por las calles
va de casa en casa ofrendando
en ventas las blancas arepas!
y qué fervor en
alegrías de la gente
recibiéndolas en
mañanas y en tardes
como si fueran lunas
de plenilunios
Y
después de las ventas
insistente
la voz de la madre
hijo! anda para la Escuela…
pero el
hijo va a otra… bañarse en
el mar… incansable corretear sus olas
mirar en éxtasis el navegar de barcos y
construir castillos de arena colocándole
en sus torres su almena de esperanzas
Playa Tío Pedro del mar Caribe/Carúpano/Venezuela |
Y ya hombre…
el mismo se ve despierto
abstraído mirando el
mar
hacia su horizonte
cuando
niño buscando las
siluetas
de la bella Isla de
Margarita
sintiendo venir de
sus cerros
aquellos cantos de
galerones
que tanto recuerdan
a la madre
y su rostro se baña
en rocío…
¿y todo ha sido esperanzas?
Y anidamos en las alas de la alegría
aún en la pluma que la violencia
obliga
refugiarse en un rincón de la
tristeza…
----------------------Ediciones jaced |