martes, abril 16, 2019

Trazos de infancia...


Y la infancia aún siendo dura pero
que realmente haya sido vivida
siempre se siente como un tejido
tierno de trazos de vida vivida
tanto que con ellos se
puede tejer todo el traje
de la verdadera vida

Madre Carmen Susana
Y ya hombre…sueño!
y oigo la voz amada
dulce voz de la madre
¡hijo! hijo!  despierta… levántate!
vamos a la molienda a moler el maíz!
¡tantas madrugadas…
aquel sueño jugando vivir la vida
quedando solo cuando era niño…!

Y madrugadas que algún día
habrán de ser mañanas en auroras
haciéndose realidad el porvenir…!
Y la veo a ella la abnegada madre
sobre su cabeza y en su cintura
cargando latas llenas de maíz cocidos y
le sigue el hijo detrás  con su carretilla
también cargada de latas de maíz
mirando su espalda suave meciéndose
como curso de rio alegre hacia el mar
hijo adelante…apuremos la marcha…
y arriba aquel lucero también llamando
¡adelante…ya termina la madrugada…!

Y madre e hijo van…
ambos bañado por la brisa de madrugada
en olor a salitre que trae el susurro del mar
imperceptible entre los cantos de gallos
adelante! adelante!  labrar la dura vida

Y a la molienda llegan…
la madre y el hijo ambos
con su cargamento de maíz para
molerlo y convertirlo en la masa
que darán las blancas arepas…
¡realmente una esperanza que
se troca en otras esperanzas!

Y después que la madre descarga su carga
acomoda al hijo entre los sacos de maíz…
¡duerme hijo para que reponga tu sueño!
bajo aquella luna siempre la misma
de luna nueva a luna de plenilunio y
cantatas de alegres cantos de gallos
tejidos entre lejanos susurros del mar

Luna de plenilunio
Y otra vez ruptura del sueño
hijo despierta…levántate…!
ha terminado la jornada de molienda
otra de tantas que se han realizados
y tantas otras que habrán de seguir
¿y es la vida sólo moliendo maíz?
pero con la esperanza que sigue
flameando entre cantos de gallos
Y otra vez regreso a la casa
el mismo camino de tierra
tantas veces recorrido…
¡yendo viniendo sin cesar… como
si realmente eso fuera toda la vida!
la madre delante y detrás el hijo bajo
los mismos cantos de gallos que siguen
como gestando incansables esperanzas!


Y ya en casa la madre enciende
su fogón de leñas que pronto dan
brasas entre llamaradas pareciendo
esperanzas a las que se han fundidos
aquellas mismas de cantos de gallos
y ya se siente arreciendo los susurros
del mar Caribe anunciando la mañana 
Y la madre incansable
sin jamás asomar quejas
ante la dureza de la vida…
¡ve hijo a dormir un poco
a reponer los sueños…!
Y otra vez ruptura del sueño…
hijo! hijo!  despierta… levántate…
y aquella carga de arepas blancas
ya en canasta ¡lista para la venta!
¡Y el hijo silbando por las calles
va de casa en casa ofrendando
en ventas las blancas arepas!
y qué fervor en alegrías de la gente
recibiéndolas en mañanas y en tardes
como si fueran lunas de plenilunios

Y después de las ventas
insistente la voz de la madre
hijo! anda para la Escuela…
pero el hijo va a otra… bañarse en
el mar… incansable corretear sus olas
mirar en éxtasis el navegar de barcos y
construir castillos de arena colocándole
en sus torres su almena de esperanzas

Playa Tío Pedro del mar Caribe/Carúpano/Venezuela
Y ya hombre…
el mismo se ve despierto
abstraído mirando el mar
hacia su horizonte cuando
niño buscando las siluetas
de la bella Isla de Margarita
sintiendo venir de sus cerros
aquellos cantos de galerones
que tanto recuerdan a la madre
y su rostro se baña en rocío…
¿y todo ha sido esperanzas?


Y anidamos en las alas de la alegría
aún en la pluma que la violencia obliga
refugiarse en un rincón de la tristeza…
----------------------Ediciones jaced