martes, febrero 17, 2009

MANIFIESTO II

Salvador Dalí


Y al mundo vino un hombre que dijo llamarse El Quijote que “no quiso aguardar más tiempo a poner en efecto su pensamiento, apretándole a ello la falta que él pensaba que hacía en el mundo su tardanza, según eran los agravios que pensaba deshacer, tuertos que enderezar, sinrazones que enmendar, y abusos que mejorar, y deudas que satisfacer. Y sin dar parte a persona alguna (…) una mañana (…) se armó de todas sus armas, subió sobre Rocinante, puesta su mal compuesta celada, embrazó su adarga, tomó su lanza y por la puerta falsa de un corral salió al campo, con grandísimo contento y alborozo” (trozo de texto del CAPITULO II, pág. 84, Obra Don Quijote de la Mancha, de Miguel de Cervantes Saavedra).

Y este Quijote salió a cumplir su misión como el hombre verdadero a nombre del hombre verdadero, salió a fundar la verdadera humanidad. Pero a estas alturas del siglo XXI, ya pensamos que este Quijote a debido extraviar el camino, porque en este tiempo veintiunesco, siguen los agravios por deshacer, los tuertos que enderezar, las sinrazones que enmendar, y abusos que mejorar, y deudas que satisfacer. Y más grave aún, hoy todos estos males están enraizados en una violencia social crónica que amerita atención urgente. Y las minorías -con las complicidades, abiertas y encubiertas, conscientes o inconscientes de las mayorías-, que se benefician con la existencia de estos males, cada vez más imaginan, inventan, perfeccionan los mecanismos para enraizar aún más estos males, y continuar a perpetuidad el disfrute de los beneficios socio-económicos y políticos que le depara este enraizamiento. Y el engaño, la mentira, la negociación, y los procesos electorales en todas sus modalidades, son partes esenciales de esta maquinaria de la violencia social que en esta época moderna rige la vida del hombre de hoy. Y así se obstaculiza el advenimiento de esa humanidad verdadera que en aquél tiempo salió el Quijote a fundar. Abrigamos la esperanza que por algún espacio y tiempo ha de andar el Quijote-hombre en busca del camino, y en algún momento de la historia, salir de su extravío, a la luz de un sol radiante. Mientras, en este tiempo andamos en el GRITO SIN ESTOPA, la denuncia, el manifiesto, la protesta, la organización de las fuerzas por el combate por la vida.



GRITO SIN ESTOPA


El grito_Eduard Munch_1893


Un 15 de febrero de 2009
una fecha como tantas otras
en el calendario de un hombre terco en su drama
en Venezuela otro de tantos procesos electorales
como viene ocurriendo en tantos lugares del mundo
tantas veces de una cuenta interminable
el mismo hombre persistente en ahondar su desgracia
como quien se empeña en un tejido interminable
que graba la compraventa de sus aspiraciones
un voto historia ya caduco
una historia ajada de tanto uso

Y en esta fecha de esta misma historia
he visto a este hombre concurrir jubiloso
al acto de votación de sus promesas
con sus manos ocupadas por la esperanza
unos en alegría inocente
otros en serena ignorancia
muchos en cálculos de ganancias egoístas
tantos como a ensayos repetidos
todos con fe miles de veces recompuesta
su voto ofrenda como una espada sumisa
a dirimirse en los bandos que contienden
en el carnaval subasta de la democracia
oferta enmienda a los entuertos de su vida

Y los veo ataviados en los colores de los bandos
con los aperos que ilustran sus vidas a cuestas
la cesta de miseria ya desbordante al hombro
la muleta o bastón arreando el dolor del camino
hondos los surcos en las huellas de sus rostros
piernas ya inseguras por el andar de lejos
sombras en sus pupilas de tanto mirar la esperanza
y algo de joroba de tanto recoger las migajas de mesa

Y es asombro tantos años en esta misma historia
acodada en la misma mesa para los mendrugos
entre las mismas frases que en vano explican la vida
cada vez más insistente en tapiar la condición de aquel niño
con su cesta de noble fruta y tinaja de agua fresca

¿Y aprende la gente?



Quìtame y llévame_Pablo Scioti_2008

Siempre…
la misma historia
el mismo voto
los mismos resultados electorales
la misma gente
siempre en la misma espera
pero terca en la misma esperanza

Arriba…
más alto el vuelo del pájaro
más segura la oruga en su capullo sedoso
que ha de mutarla en asombro mariposa
más luminosa la luz del cocuyo
sobre trigales en abundancia de granos
en cañaverales de cañas de azúcar
como las ofrendas que esperan
y nubes como pañuelos blancos
izando signos que marcan el camino
aún incógnita delante de este hombre


La vida_Mariposa Monarca