Qué maravilla aventura
la de la célula hacerse niño
Pero que dramática la aventura
la del niño hacerse hombre de hoy
Pero habrá de sucederle otra
extraordinaria de esplendor la
de este hombre haciéndose humano
¿y ya habrá comenzado?
Pero ¡cómo tarda esta alba
hacerse aurora de un amanecer!
hacerse aurora de un amanecer!
En algunos de nuestros
trabajos exponemos la idea de que el niño
es la esencia permanente del hombre, que tiene su origen en una especie de condición
genética, a manera de “substancia
espiritual” en la célula, pero en el
hombre que nunca pierde la biotendencia irreversible de hacerse humano. Y
hacemos énfasis en esta condición, porque en este tiempo, a pesar de todos
nacer con las mismas condiciones, en su historia se crean hombres que pierden
esa tendencia. Y con este video intentamos hacer imaginar tal idea. Porque
¿cómo teniendo el Ser este maravilloso nacimiento, puede llegar a hombres como
los de hoy? ¿qué ocurre en el camino de éste hacer histórico? Y cuando
hablamos de niño no nos referimos al
niño como el ser físico-biológico que se gesta, nace y crece hasta llegar un
poco antes de joven, sino como una cualidad
activa, ya contenida en la célula, que podríamos llamar cualidad-niño o particular gen, como cualquiera otra u otro constitutivo de la
célula. Y como condición vital de
ella, deberá estar presente en todo el crecimiento-desarrollo humano, a objeto,
con su propio crecimiento-desarrollo, de contribuir a la evolución del hombre a
ser humano.
Y si por circunstancias
históricas no logra permanecer "ese niño"
durante ese crecer-desarrollo -como sucede en el actual tiempo de “vida"-,
sino que por el contrario merma o se anula o desaparece, el hombre no llegará nunca
a ser humano, que es el hombre del actual
tiempo, al cual Karl Marx llama prehombre,
y el filósofo Juan García Bacca, el cuasihombre
que solo hace cuasicosas para formar
su actual cuasivida, regida por el
imperio de la violencia, precisamente por existir en un cuasivivir. Y así se genera una determinada vida, que en lenguaje de
civilización actual, se le llama vida moderna, una previda en el concepto de Marx como también lo es en el de García
Bacca, y obviamente, también en el nuestro. Porque ¿qué otra significación "antropológica"
podría dársele a este hombre de la Puerta
del Infierno, de Auguste Rodin, que creemos escultura arquetipo de ese
hombre que se hace autor-protagonista de esta previda o cuasivida y cuasi
historia?
Y creemos que desde la gestación
hasta el nacimiento, el Ser niño que nace, porta esa cualidad-niño, como una carga embrionaria que contiene simientes primarias fundamentales, las
cuales van a crecer-desarrollarse-diferenciarse
durante el tiempo de la vida humana, en la misma medida que el niño también va
creciendo y desarrollándose hasta hombre.
Y son estas simientes primarias que,
en última instancias, lo definirán como humano, en su particular y concreta condición humana, la cual siempre lo estará
manifestando como tal en su acción, en su comportamiento natural-históricosocial.
Y estas simientes congénitas
con las que nace el niño, se conocen como la libertad y la alegría, la belleza y el amor, la verdad y la justicia,
la humildad y sencillez, la generosidad y la solidaridad, la curiosidad y la
inventiva-imaginación, la ternura y la inocencia, la honestidad y la audacia. Un “equipaje” que trae el niño al mundo, y que durante su
crecer constituirá el “espíritu” del
hombre –en la acepción amplia del concepto aplicado a lo humano- que es él que en
su vida lo animará a vivir la vida en forma creativa, en amor, en belleza, bajo
la verdad, sujeto a las propias leyes que presiden el desarrollo de la
naturaleza.
Y esta cualidad-niño es la que explica ese comportamiento particular del
niño, en el cual, cada una de estas simientes se manifiestan en él plenas, sin
límites ni condicionamientos, en una forma-expresión “casi absoluta”, que motiva
a que el hombre -el llamado adulto- lo vea como algo no sujeto a reglas,
aparentemente sin control, como ser anárquico, desordenado, pero que realmente
expresan al niño en su forma pura como un ser libre, soñador, inventor, “volar”
a su libre albedrío. Pero, este niño, en general, va entrar en conflicto con el
hombre, y por lo cual, éste cree que es necesario corregirlo, -y suele decir: niño malcriado! ¡niño travieso!, ¡no hace caso!, y en ocasiones, lo
somete a castigo físico, psicológico, etc., y a la educación-represión. Por
ello, en general, tal conducta va ser el objeto de la Escuela oficial, del
propio núcleo familiar, y de la misma sociedad. Y sometido al llamado proceso
de aprendizaje-enseñanza, el niño será condicionado, y así, se llega a “formar”
al hombre de hoy.
Niño protagonista del film "boyhood" que narra los conflictos de un niño de padres divorciados desde 6 años hasta los 18 años cuando ingresa a la Universidad |
Y al inicio del crecer del
niño, van a dominar los sueños -el dormir-, la observación-contemplación, los
juegos, su explosiva alegría, el llanto-habla, su particular amor y ternura, su
inagotable curiosidad e inventiva, su ausencia de miedo-temor, su reacción instintiva
ante el mundo exterior buscando hacerse,
etc., que a la par del desarrollo-diferenciación de sus sentidos que construyen
un mecanismo de interacción con los estímulos de la naturaleza, progresivamente
van a formar sus canales interiores de percepción-sensación, constructores de
su mundo sensible interior, y donde ese “equipaje” de simientes juega un papel
primario, en su evolución hacia lo humano. Entonces, ¿qué es ser humano en el
plano histórico y psicosocial? Es el Ser libre que actúa, piensa, siente, ama, alcanza
la felicidad, como resultado de estas simientes desarrolladas-diferenciadas, y
definitivamente, anidada como parte sustancial de su Ser. Y precisamente, es a este Ser, que el trinomio Escuela
oficial-familia-sociedad, que profesa intereses-visón, en general, opuestos, va
a obstruirlo. Y por esta vía llegamos a la sociedad que hoy somos.
Una sociedad que anula ese “comportamiento
de niño”, para formar a un hombre, que aun cuando nace con su “equipaje”
simientes, y por tanto, con sus sueños, alcanza disímiles posiciones en esta
sociedad, como: Presidente que tiraniza a su pueblo, o alto prelado de religión
que aliena, o militar que asesina, o ser ladrón, o criminal, o mendigo, o
huérfano, refugiado y exilado o profesional-político del engaño y la
manipulación, o mercader de la acumulación y el lucro, etc., y en general, un
ser que hace la historia de la actual sociedad. Y ¿cómo es posible semejante
contradicción? Creemos, que es porque se pierde, desaparece esta cualidad-niño, y a causa de ello, se
hace un ser violento para “vivir”.
Y en la actual historia,
este hecho niño, ladrillo primario en
la constitución del hombre, progresivamente -por razones que habrá que
investigar y estudiar- ha venido mermando en contenido –simientes primarias-, hasta
desaparecer. Y hoy, en la vida moderna, tal ausencia es rasgo dominante. Y lo
que en verdad tenemos es una antihumanidad, que vive una antivida en el seno de
una sociedad –ya llegamos a unos 8.000 millones- de hombres enemigos unos de
otros, que define su modo social de producción y de vida. Y repetimos –para que
no se olvide-, nacen niños, que juegan alegres, nidos de esperanzas, “coágulos” de
porvenir, con sueños, con la poesía de la inocencia, etc., sin embargo,
llegan a lo que hoy son. ¿cómo es posible? Situación que en algún momento habrá
que revertir, para que el hombre pueda -y tendrá que hacerlo-, construir otra
vida "artificial"
-obviamente distinta a la actual- para desarrollar su vida, paralela o como
fiel reflejo de la naturaleza, y sujeta a leyes semejantes a las de ella. En
general, el hombre y su vida, deberá volver a convivir en armonía con la
naturaleza, otra vez hacerse, en verdad, parte de ella, para conquistar de
nuevo su auténtica cualidad humana.
Y es en este sentido que
manejamos la definición de niño. Y actualmente
su ausencia, como contrapartida, constituye lo que llamamos “vida”, realmente
una antivida, expresión de la actual
vida moderna: particular tipo de vida, y por tanto, de sociedad, que rige sus
asuntos con la violencia. Y precisamente, ella es el producto histórico de toda
una situación-violencia anidada, que a su vez, en última instancia, es
resultante final, de esta ausencia de cualidad-niño
en la vida del hombre de este tiempo que transitamos. El hombre, sin el niño interior como esencia, carece de
condición humana, y como tal, de comportamiento humano. Por eso, su actual conducta
bárbara, antihumana, egoísta, violenta. Pero hacemos énfasis que tal
comportamiento es una temporalidad transitoria. Y habría que concientizarla,
como condición para superarla, y llegar a una temporalidad permanente: el hombre humano...como en este vals, que Claude Camille, en un segmento
de la condición humana -los sentimientos-, se propuso expresar.
Y esta idea-hipótesis
–expuesta en planos generales-, en verdad, aspiramos que pueda ser “material”
para la discusión o debate del presente que apunte a un futuro cierto para el
hombre en su camino hacia Ser humano.