martes, enero 22, 2008

LECCION DE ANIMALES


¿Han leído el libro EL PRINCIPITO de Antoine Exuperi? En esta Obra actúa “El principito”.

En su mundo, “El principito”, al igual que los personajes del mundo de hoy, trata con gente "seria" y "ocupadísima", pero cuya “seriedad” y “ocupación” no le halla sentido, porque las siente ajenas a la vida. ¿Habrá alguna semejanza con nuestro mundo? “El Principito” encontraba más sentido en la existencia de una pequeña flor de su planeta. ¿Y en esta actitud no habrá alguna lección para nuestra vida? Recomendamos su lectura.



A gente de este tiempo de vida moderna... -científicos, religiosos, caudillos, Mesías, políticos, Papas, presidentes, empresarios, simples ciudadanos- les recordamos una verdad incontrovertible, un hecho simple, cotidiano: vivimos, actuamos, realizamos nuestro hacer, en medio de la naturaleza, y nosotros mismos somos parte activa de ella. Y esta naturaleza nos es indispensable, necesaria, insustituible en este vivir, acción y hacer. Sin ella no hay existencia posible. Pero este hacer, nuestra acción, nuestro “vivir” parece olvidar este hecho cotidiano. ¿Por qué no observar el comportamiento, el modo de vida, de los miembros de la fauna? ¿Por qué no sentirlos en nuestras vidas –tomar conciencia de su existencia- como compañeros de vida? Simples ¡Animales! para unos, mascotas para otros, fuente de alimentos para muchos. Y si decidiéramos mirarlos con seria atención, con miras de entender su modo social de vida, ¿no podríamos llegar a verlos como otra cosa que no fuera simples animales, mascotas o fuentes de alimentos?

No es de extrañar que este llamado sea visto como algo incomprensible, sin sentido. Pero es nuestro propósito –y lo decimos con fuerza- ocuparnos de la vida social de la fauna como fuente de normas para la conducta humana. Y éste será uno de los tantos llamados que en este espacio haremos.

Creemos que en la vida de estas criaturas es posible ver algunos rasgos sociales que bien podrían ser adoptados por muchos humanos que no los tienen, por no practicar reglas sociales y naturales –en cuanto especie- de verdadera convivencia. En estos ejemplos que presentamos, observamos belleza verdadera, práctica del amor, de la cooperación y solidaridad, seguridad en la vida, libertad plena para hacer la vida, relación de existencia equilibrada entre ellos mismos y con su entorno: una definición auténtica de lo que son, qué hacen y para que lo hacen. No temen ni destruyen a nadie, mucho menos a su mundo inmediato. No asesinan, menos engañan ni mienten para vivir. Solo construyen vidas. Desde la primera célula, en la carrera de la evolución biológica, hasta lo que son hoy, vinieron a vivir. Y es lo que siempre han hecho en el correr del tiempo, aún cuando en el presente ya empiezan a padecer algunas alteraciones, más por causa de la acción humana que por la de ellos mismos. En fin, unas reglas simples de vida conforme a las leyes naturales que presiden la existencia y desarrollo de la Vida en la Naturaleza. Y si el hombre detuviera su acción depredadora, y acumuladora de “riquezas” materiales para el solo lucro y sostén egoísta de privilegios, y rescatara –nuevamente- a conciencia su condición animal, seguro – y también- podrían volver hacerlo por siempre en el infinito estar y tránsito de la vida.

¿Podríamos entrar en su lección de vida permanente y aprender de ellos? ¿Hacer, siempre, en toda la vida, este acto simple, sencillo que observamos en estas imágenes? Y lo pedimos porque también formamos parte de la naturaleza, y sin embargo, "vivimos", actuamos en sentido y dirección contraria a la de las leyes naturales, causando, de esta manera, el actual orden de cosas que empuja a la Vida a su extinción. Ellos, en cambio, aprendieron en el curso de la vida a ser animales para vivir. Y a ésta vida entregan todo su energía y tiempo.

¿No podría también el hombre aprender a ser hombre pleno, y vivir como humano auténtico, en Humanidad abierta y extendida en el tiempo y espacio infinitos, en el Universo mismo? Sí lo hiciéramos estaríamos probando lo que la nueva Ciencia dirá de nosotros: los humanos somos seres vivos hechos de materia e inteligencia, organizadas en un sistema vital único ¿Y esta afirmación, podrá hacerse realidad? En estas imágenes se observan algunos “gestos” de vida natural-animal y social, los cuales nos asoman un sentido de vida: amor, cooperación, libertad, solidaridad, alegría. Elementos indispensable para la nueva sociedad humana. 
Invitamos a un ejercicio de reflexión sobre esta muestra testimonial de este sentido de vida, que comparado con el del humano se muestra como su antitesis. Un sentido de vida que bien podría ser fundamento de una vida social futura de la humanidad, si así, el Hombre se lo propusiera. ¿Y por qué no aprender de la vida social de los animales, si hasta hoy no hemos podido hacer una convivencia armoniosa entre nosotros mismos? ¿Acaso no lo hemos hecho –y seguimos haciéndolo- en el campo de la medicina humana cuando estudiamos sus anatomías y
fisiologías?