viernes, marzo 01, 2013

Cuál vida para el hombre



Primero el átomo
después la célula
construyeron la vida
y el niño
y el hombre
querían seguir la vida
pero el proyecto allí quedó

El hombre tendrá que andar
hasta hacerse humano
y obtener su puesto en el cosmos

A 27 de febrero de 2013, nos llega la noticia: “Tortuga laúd del Pacífico podría extinguirse en 20 años”, y con ella la subespecie Dermochelys coriácea.  Un  hecho  que  resulta  de  la acción depredadora  del hombre en los océanos, y en general,  en el  planeta Tierra. Y éste se suma a los tantos que han sucedido a lo largo de la existencia de la actual civilización. Una suma que  testimonia  la extinción de especies por causa humana.

Y solo para citar casos sueltos -entre muchos-, y recientes: en el 2012 muere la tortuga galápago gigante –“el solitario Geroge”- con unos 100 años de edad, sin dejar descendencia, y con él la subespecie  Geochelone nigra abingdoni. Antes, el 25 de octubre del 2011, se informa la muerte del “rinoceronte Java” de Vietnam, y con él, la “subespecie Rhinoceros sondaicus annamiticus”, una de las tres subespecies en que se clasificaban las poblaciones existentes. La segunda, la R. sondaicus inermes, que vivía en el noreste de India, Bangladesh y Birmania, también se extinguió. Sólo queda una pequeña población de unos 50 ejemplares de la tercera subespecie de rinoceronte de Java, R. sondaicus sondaicus, que se encuentra en el Parque Nacional Ujung Kulon en la isla indonesia de Java, para tratar de evitar su extinción.




Y tantos otros, como elefantes, cocodrilos, hipopótamos, rinocerontes, primates, jirafas, tigres, leones, aves, búfalos, impalas, renos, etc., también “viven” en “parques” para “salvarlos” de la extinción, que de suceder pone en grave crisis la existencia de la fauna terrestre, y la del hombre. Pero, sus reproducciones crecen tan poco que no dan garantías de evitar este desenlace. Y el hombre no ha encontrado otra solución. Pero, ¿por qué deben vivir en parques o zonas de reservación, que realmente son una especie de “cárceles”? Porque el hombre ha hecho de sus tierras y aguas –y lo sigue haciendo- posesión privada para asentar y sostener su vida, la cual niega el mismo derecho de vida al resto del reino animal. Y un caso revelador: un hipopótamo, de cinco años de edad, buscando refugio murió en una piscina, en Limpopo, Sudáfrica.

Y en el reciente Congreso Internacional de Conservación, la Sociedad Zoológica de Londres y La Unión por la Conservación de la Naturaleza, dio a conocer en Corea del Sur una lista de 100 especies de 48 países que están en “grave crisis de extinción”, entre la que destacan el camaleón de “Tarzán” de Madagascar y los lémures pigmeos, entre ellos, el más crítico, el que habita en Panamá. Recordemos que los lémures se les ubican –una hipótesis científica-  en la línea primitiva de la ascendencia en el origen del hombre.








Y otro hecho revelador, es que recientemente se han llegado a conocer nuevas especies que están en estudio, pero al mismo tiempo ya se les categoriza “vulnerables a encontrarse en peligro crítico”, como el caso de este primate, llamado “jesula” -de la familia Cercopithecini, bautizado con el nombre científico Cercopithecus lomamiensis, que habita en los bosques tropicales centrales de la República Democrática del Congo-, a causa de la caza furtiva y el comercio de la carne para consumo humano. Y por este proceso de extinción hombres de ciencia alertan: estamos en riesgo de reducir drásticamente la vida animal y vegetal tanto en la tierra como en las aguas ¿Y cómo el hombre asegurará la existencia de la vida?





Y estos hombres de ciencia y los Organismos mundiales que estudian la vida marina, constantemente están alertando sobre el peligro de la reducción acelerada de la vida de los arrecifes de corales, lo cual significaría una grave amenaza de extinción para muchas especies que de ellos dependen, y pondría aún más en precaria existencia la vida oceánica. De seguir el ritmo de destrucción podríamos llegar a tener en la mitad de este siglo grandes extensiones oceánicas sin vida.




¿Pero quién es esta tortuga, que hoy se anota en el “proceso guerra de  extinción”? ¿Y por qué la sentencia de muerte? Científicos en Estados Unidos “constataron un declive del 78% en el número de nidos”, y “aseguran que podría extinguirse en los próximos 20 años”. Esta tortuga, la mayor en el mundo marino, puede alcanzar cerca de dos metros de longitud y pesar más de 600 kilos. Ha poblado el planeta durante 100 millones de años, y se distribuye  por casi todos los océanos del mundo. Sus sitios de reproducción están en Indonesia. Y para llegar a ellos, hace travesía de 10,000 Kms desde la costa oeste de los EEUU. El científico, Thane Wibbles, de la Universidad de Alabama, Birmingham, afirma: "La tortuga laúd es uno de los animales más enigmáticos del mundo natural, y estamos siendo testigos de su camino a la extinción".


¿Y el hombre? Su mayoría vive en “tiempo de guerra”, azote de enfermedades, hambrunas, inundaciones y sismos; alta carestía y déficits de viviendas y de alimentación; continuos procesos electorales que les vende ilusiones para seguir en los mismos males que se acrecientan, negociaciones que enriquecen a sus élites que les gobiernan y niegan su vida que apoya -la gran paradoja- a su  propia explotación. Y este modo de vida se estimula y constantemente se recrea por la creciente depredación del hábitat socio-natural que este mismo hombre –élite y mayoría- con su vivir moderno realiza, y con el cual ha llegado romper el equilibrio que la Tierra durante su historia de miles de millones de años, llegó a establecer para asegurar su existencia. Ruptura que como síntesis se expresa en el modo de “vivir” de los 7.000 millones de seres que hoy habita la Tierra y en la brusca alteración de su clima que se manifiesta en el recalentamiento global y deshielo de sus polos que en el 2012 se elevó en 11 milímetros. Entre otros males, causa grandes inundaciones, que unido a sismos provoca tsunamis.


Y ante esta actividad global que configura esta vida global de hoy, cómo calificar la acción histórica de este tiempo. ¿Se es hombre en tanto animal o se es hombre en tanto humano? Y esta acción, ¿por qué tomó esta dirección? Una dirección donde han abundado las “revoluciones” –y quieren perpetuarse-, junto a su Ciencia, Derecho jurídico, literatura, doctrina-dogma y su Religión,  prometiendo una vida mejor que hasta el día presente no ha llegado, y según su propia historia, jamás llegará: la felicidad del hombre seguirá siendo una vaporosa promesa. Y a manera de síntesis, dejamos tres preguntas: entre Revolución y Capitalismo, ¿quién ha ocasionado más destrucción a la humanidad? Y ante esta extinción de especies animales, y este modo de violencia en que vive el hombre ¿estamos dentro de la evolución o estamos en contra, fuera de la evolución? ¿Estamos impulsando, promoviendo, etc., la “cadena de la vida” o la estamos rompiendo en fragmentos de eslabones que aislados unos de otros no podrían subsistir? Pero el hombre persiste en su actual historia. Entonces, ¿cuál es el camino: Revolución o Evolución?

¿Cómo  retomar el camino que arrancó  desde aquí…


Y llegar hasta  aquí  para  luego volver a partir desde aquí?













Y desde esta alegría y libertad  alcanzar la prometida felicidad.